De Orlachía
El mero cuatro de octubre
en ese Isachtla mentado,
el general Orlachía
a Zamora lo ha sitiado.
Decía entonces Orlachía:
-—Éntrenles, que están
y agarremos a Zamora
y acabemos los bandidos.
Decía a todos Orlachía:
—Vámonos poco a poquito,
y agarremos a La Urraca,
le quitamos lo maldito.
La Urraca lo estaba oyendo,
de adentro se levantó
con su pistola en las manos
y el fuego allí comenzó.
Como andaba entre la gente
al Huarache se encontró,
le descargó la pistola
y tres balazos le dió.
Decía Rafael EL Huarache:
-—Como es de resolución,
aquí no rifa Zamora,
rifa nomás El Limón.
¡Maldita Revolución!
Pues ahora ya me da pena;
pero cuando me metí
creía que era cosa buena.
No quiero Revolución
traigo en peligro mi vida.
¡Cómo lloraba Rosario,
porque era la consentida!
Salió el general Zamora\
con rumbo a la Lagunilla,
con diecinueve soldados
diciendo: —¡Que viva Villa!
Ya con ésta me despido,
ya viene la luz del día,
aquí se acaban cantando
los versitos de Orlachía.